jueves, 28 de mayo de 2009

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Una mirada sugerente acerca del Soldado, el Payaso y Margarita

El Soldado: Representa lo perdido, el pasado y la constante búsqueda de lo Ideal, sentido como absoluto, de allí que este General sea ubicado como un Dios cuyos designios deben ser cumplidos. Abandonado a su suerte, se mantiene en la certeza de su deber; cumplir con la palabra empeñada en nombre del honor y de valores que ha aprendido y que no puede cuestionar ya que es el andamiaje de su personalidad. El soldado sólo recuerda para recuperar y mantener vivo al general cuya ausencia lo nubla, lo congela. Recuerdo que le permite escapar del dolor ante la pérdida y el olvido. Sin ese recuerdo pierde su identidad, deja de ser, pierde sostén, es la caída inevitable. El soldado no logra por lo tanto un discurso propio, es el General el que habla por él. Aquello singular del soldado ha sido olvidado, reprimido. Esfuerzo en el que se le va la vida, es lo que debe ser o es nada. No puede plantear ninguna alternativa, no hay lugar para los grises. Este “deber ser” puede ser pensado desde uno de los aspectos que funcionan en el psiquismo humano como instancia donde los mandatos de los padres exigen el sacrificio de lo pulsional, a favor de un orden ético (que juzga lo bueno y lo malo). El lugar de donde emerge este personaje es la Cordillera, lugar frío, intransitable, imponente, cuya exploración puede poner en riesgo la propia vida. Por ello es lugar de los miedos, de los temores existenciales del hombre que lo vinculan con su propia muerte. Quizás ese temor se explique en la conducta retentiva que le asegura el calor que su cuerpo inexorablemente pierde, y lo dificulta en la expulsión de sus propios líquidos. Cuando la Dama amenaza con el abandono, aparece allí en su humana condición, la necesidad de cuidado, de abrigo y compañía.


El Payaso: Es de un pasado histórico mucho más cercano, su historia es la del hombre cuya supervivencia lo lleva a prácticas diversas. Su moral, sus costumbres son las del hombre que conocemos. Quiere tomar lo bueno de la vida, sin demasiados cuestionamientos. Su General es otro… es un benefactor que le ha permitido tener no hace mucho su propio circo y de quien aún espera que se lo restituya, mientras tanto sabe que su camino es el del “sálvese quien pueda”. No parece reflexionar al respecto ya que no es conciente de su realidad, por lo tanto no puede responsabilizarse por ella. Esto lo hace un niño eterno, flexible, abierto a aprender y a adaptarse a los cambios siempre que le resulten divertidos, agradables. No se hace cargo, ni sufre culpa por haber abandonado a Margarita, la Dama a la que puede volver solo por el placer que ella promete. Su vida es un juego. Lo lúdico, lo placentero son sus características, por eso su tiempo personal es puro presente, reacciona en el aquí ahora, la amenaza de muerte apenas lo roza y prefiere huir a enfrenar el juicio de la realidad. Se podría en paralelo pensar en la instancia de nuestro psiquismo que busca satisfacción en el ahora, búsqueda de placer, del paraíso perdido, lugar posible para la emergencia del deseo. Por eso entra y sale permanentemente de escena, su dinámica es movimiento, búsqueda y asombro ante la vida y sus avatares.
La Dama: Margarita, juega entre ambos, su conducta es emotiva, sentimental. Su búsqueda es la del amor. Y se vale de todos los recursos femeninos que bien conoce por transmisión de los saberes de su madre… es su madre la que habla por ella muchas veces. Amó al Payaso y aún lo recuerda, pero también recuerda su abandono y lo condena por ello. Siente admiración y pena por su soldado y oscila entre dejarlo por su amor perdido, y permanecer con él para cuidarlo, acompañarlo, señalarle el camino. Se entrega a los juegos del Payaso sin desoír las urgencias del Soldado, su situación es la de mediar y buscar un acuerdo sin perder demasiado en esa negociación. Representa a la instancia mediadora al YO que, con lo que logra recordar, hace permanentes esfuerzos para lograr equilibrios aceptables para el vivir. Negociación que podría entenderse entre lo que se DEBE, lo que se QUIERE y lo que se PUEDE SER. Texto que permite la lectura cronológica, lineal histórica de lo vivido en relación a las figuras que simbolizan el PODER en el devenir de los pueblos. Historia de los espacios ganados, perdidos, cedidos y del tiempo congelado y protegido en el olvido. Y otra lectura, que rompe con lo lineal para permitirnos pensar en esos personajes como UNIDAD cuya lógica es la del retorno permanente de lo reprimido, de los fantasmas, del deseo, de las idealizaciones en danza y lucha permanente en un círculo sin principio y sin fin en el desarrollo de la condición humana.


Celia Judith Spektor
Psicomotricista